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"tehuelches", Río Gallegos, 1903 |
“Los
tehuelches o cheguelchos se dividen en dos grandes tribus; una que
habita entre los ríos Chubut y Limay, y la otra entre el primero de
estos ríos y el estrecho de Magallanes.
Estas dos grandes tribus
están a su vez divididas en otras muchas que obedecen a los siguientes
caciques: Papon, Gumelto, Antonio, Vera, Ucamaní, Orkeke, Ojo de Pulga, Patricio, Patria, Racaguiste.
Entre los tehuelches del sur, Papon es el cacique de más importancia.
El número total de guerreros es aproximadamente de 500 sobre una población de 3000 almas.
La lengua de los tehuelches es gutural y difiere completamente de la araucana.
Las armas de estos indios consisten en lanzas, rifles y revólveres.
Los tehuelches son de talla alta, y han ocupado la atención de los sabios durante muchos siglos.
El primer europeo que abordó la costa patagónica; el célebre
Magallanes, vio hombres gigantescos a quienes llamo Patagones, por
llevar envueltos los pies en pieles de guanacos, que les daban
dimensiones enormes.
El caballero Antonio de Pigafetta –cronista del
viaje de Magallanes- dice, hablando de uno de esos gigantes: “Ese
hombre era tan alto, que nuestra cabeza llegaba apenas a la cintura”.
La descripción de Pigafetta es, sin embargo, bastante exacta. “Si se
separa de su narración, dice D Orbigny, lo que hay de más en la talla
que indica, se reconocerá en todo el resto una exactitud notable en
razón de la época”.
Pero, las exageraciones de Pigafetta referentes a
la estatura de los tehuelches o patagones son frecuentes en los
viajeros posteriores, y aun en los que visitaron las costas patagónicas
en la primera mitad del siglo pasado.
Lo que hay de cierto es que
los tehuelches actuales son los hombres más altos, pues miden, término
medio, 1 m, 854mm. de estatura.
Estos indios son muy indolentes en
sus necesidades, pero despliegan la más grande actividad en sus
placeres: el baile, el fuego y la embriaguez. El baile es para ellos una
ocupación importante, que interviene en todos los principales actos de
la vida.
La pasión por el juego es muy grande.
Después de las
borracheras se sientan alrededor del fogón y juegan los caballos, los
perros y hasta las armas. En general las costumbres de estos indios son
muy curiosas.
Cuando un indio desea casarse, y tiene en vista alguna
china, se adorna con sus mejores prendas y provoca una entrevista con
el padre, madre, o pariente más cercano de su preferida, a quien ofrece
algunos caballos, perros o prendas de plata, y si este acepta los
regalos el casamiento queda arreglado y concluido.
Al día siguiente
los recién casados se alojan bajo el mismo toldo, donde se da un baile, y
cuando llega la noche, si hay aguardiente, concluye la fiesta con una
borrachera general.
Cuando muere un indio le entierran junto con sus
armas y vestidos; matan sus perros y caballos, y las chinas, en señal
de duelo, se cortan el pelo sobre la frente.
Las creencias religiosas de los tehuelches son muy oscuras. Admiten un espíritu maligno: Walichu, que interviene todo.
Walichu es el enemigo declarado de los indios: el da muerte e inspira las guerras.
Sin embargo, como a Walichu gusta mucho el aguardiente y la carne
gorda, para que sea propicio basta arrojarle el mejor trozo de avestruz o
derramar las primeras botellas de licor.
La ocupación ordinaria de
los hombres es la caza, pero como he dicho ya, son tan indolentes que
suelen pasar días enteros sin tener que comer.
Las mujeres son, por
el contrario, activas y hacendosas. Ellas cuidan de los hijos, preparan
los alimentos y cosen las capas de pieles; y cuando la familia cambia de
campamento ellas levantan el toldo y cargan con los bagajes de la casa.
Los tehuelches son muy hospitalarios, de carácter dulce, cariñoso y
servicial. El viajero nunca peligra entre ellos; testigo yo que he
vivido en los toldos, sin haber recibido más que pruebas de respetuoso
cariño”.
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